jueves, 11 de marzo de 2010

MOMENTOS EN EL TREN


El tren empieza su marcha. De pie, junto la puerta del vagón, apoyando su delgado cuerpo, ella tecleaba, alterada, su móvil. Dedos largos, nerviosos. En su cara se podía adivinar cierta angustia. Sus ojos pequeños, inquietos, observaban a la gente. Sus labios finos y algo entreabiertos intentaban disimular la impaciencia que le provocaba la espera del mensaje no devuelto.
El tren se había parado en la siguiente estación, la gente entraba buscando sitio pero, debido a la hora, el vagón se encontraba al completo.
Ella apretaba la carpeta de la universidad contra su pecho. Una rosa amarilla de tallo largo se apoyaba junto a un botón de la chaqueta.
Algo ausente, escuchaba a tres jóvenes morenos, modernos. Sentados en el suelo, hablando de música, entonaban una canción de un grupo de moda, elevando el tono para disgusto de algunos presentes que preferían el silencio, para leer el diario o algún libro, en los momentos que duraba su viaje en el tren.
Poco a poco, los vagones se iban vaciando. Ella miraba la puerta. Su silueta se veía reflejada en el cristal por la oscuridad de la noche. El tren se paró antes de llegar a la siguiente estación. Ella, de nuevo, teclea con rapidez mandando un mensaje. El tren va llegando a la estación, se detiene. Los tres jóvenes morenos, modernos, se bajan. Ella sonríe, el mensaje ha sido devuelto.

Tessa  Mas, 1/3/2010

2 comentarios:

  1. Magnifico relato de una acción muy cotidiana para muchos de nosotros.

    Felicidades
    Julio

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  2. Yo que soy mayor y también estoy siempre a vueltas con el móvil, esperando una llamada o algún mensaje de vuelta.
    Gracias por seguirme Tessa.
    Un abrazo

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