viernes, 14 de mayo de 2010

MES DE MAYO

Años maravillosos que viví en mi tierra.En la primera quincena de mayo, en plena primavera, en el aroma se mezcla el olor a hierba recién cortada, a cal, a claveles, geranios, a patatas frescas que arrancaban en el mismo mes. Estos olores se unían después con los de los guisos de patatas con almejas. A mí, aquellos olores no se me olvidan.
Los caleros venían de otros pueblos. Me acuerdo que a primeros de mayo iban por las calles vendiendo con los burros cargados de cal viva en unos serones esparteros. Mi madre salía a la puerta de la calle y les compraba. Tenía  en el corral una tinaja alfarera, ponía los terrones de cal en la tinaja y el agua y de momento empezaba a hervir y a   dar unos borbotones. A mí me gustaba observarlo pero había que tener cuidado porque quemaba. Cuando se enfriaba, ya podías encalar o blanquear la casa como decíamos nosotros.
En el mes de mayo, como eran los días más largos, se aprovechaba para blanquear la casa y las fachadas. Mi   madre, en el patio, tenía macetas de claveles y geranios y  daba gloria de verlos tan floridos, con las plantas tan verdes y rojas como el mes de mayo lo requiere, sobre las paredes tan blancas.

¡Ay Lora, Lora del Rió!
En  donde la cal rebrilla
y anuncia con señorío
que es Eulalia de Setefilla
y de esta villa.

EULALIA MILLA

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