jueves, 15 de julio de 2010

ODA AL SOSTÉN

Sobre pechos insólitos por inexistentes me han aparcado; me adhiero, porque la calidez de una piel niña, siempre es un fantástico regalo.
Como el margen eufórico de esa bella edad temprana; es tiempo que se enardece cambiante.
Hemos cambiado modelo y hechuras y en poco tiempo he caído en turgente océano blanco.
Al poco, me han insertado unos aros rompibles, como yuntas, taladrando tela y piel. Pero la línea es muy versátil y las elevo como espuma en pan con levadura.
Las blondas transparentes dejan ver colinas bronceadas y dos pétalos en terciopelo dibujados. Algún hipócrita subió manos a la cabeza por tanto descaro. Me han abierto por delante y unos pétalos enormes me remojan cada dos o tres horas; aunque molesto, siento una dulce sensación, manando de la piel, ahuecada, caliente y dura ¡Es reconfortante el tacto, cuando el fluido del fuego es sofocado!
He cambiado de talla; qué ideas inicuas, la mitad de mí es como prado de nata que rodea las cumbres, soy Wonderbra, nombre extranjero pero muy pícaro y perspicaz.
Un día fuimos a un lugar y regresamos de la guerra. ¡Cuánto se sufrió en la contienda! Dos pétalos remendados. Mi contacto molesta. A esta incoherencia tan cara le llaman cirugía estética.
Lucí espléndido, con el apogeo de dos lunas en primavera.
El tiempo inexorable, apaga nuestros delirios de eterna juventud.
Ha pasado el tiempo; hoy lloro mi falso contacto, no beberé mas el rocío de una de las montañas ¡Qué extraño! Una cúpula de algodón me ha dejado tuerto y la tibieza de la piel me llega coja.
Me han puesto un precioso lazo rosa; me adaptaré, pero ¿se adaptará ella a no ser montaña, siempre ladera?
Se adaptará a mis magníficos rasos, pero no gozará las transparencias, mis blondas ni mis bordados.

Lara Pi

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