viernes, 4 de septiembre de 2009

A ESA JOVEN ANÓNIMA

Mi mente va a un día,
que en la playa me encontré,
podía calificar de uno a diez,
el cuerpo hermoso de una mujer.
Ese día iba inspirado,
con mi toalla y bañador
en una tarde de agosto,
en una playa pequeña y tranquila,
allí ella apareció, tal preciado bombón.
Tal vez nadie se daba cuenta,
era anónima escultural,
no era portada de revista,
eran veinte o veintidós años,
yo le di un diez.
Algo fuera de lo normal.
Era mi musa, mi inspiración,
era mi póster de colección,
mi letra de canción,
era quien escribía por mí
en pobre imaginación.
La vi en el agua, mojada, ceñida,
levemente azotada por el mar.
Su cuerpo diez sabía ir mar adentro,
deslizándose como sirena que el mar
quiere acariciar.
¿Cómo se llamaría mi musa? No importa,
si en mi mente ahí está
¿Tendría los ojos azul claros?, verdes oscuros,
grises que deslumbrarán,
plasmaba en mi interior ese póster tan divino
de mi revista virtual.
La tenía a mi lado,
casi la podía tocar.
No era papel de revista,
con miles de retoques
para vender engaño sin más.
De fondo pude escuchar
una hermosa balada
que junto con los rayos de sol,
su cuerpo escultural bronceado,
el paisaje, a cualquier cegaba.
Pobre invidente que se priva de ver
a tal monumento finamente labrado
que el propio Gaudí no conseguiría
aunque estuviese muy concentrado.
No transcurras tarde hermosa,
tarde vacacional,
decía en mi interior,
qué se pare el tiempo,
qué no avance el reloj,
cuanto más pronto, mejor.
Deléitame cada día con esta tarde,
con esta imagen tan normal.
La tienes en cada rincón
si te gusta contemplar, en cada playa,
al ver a esa joven anónima
en una tarde estival.

Higinio San Millán. 21-8-07

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