jueves, 3 de septiembre de 2009

LAS MARAVILLAS DE LA PRIMAVERA


Salí una tarde de marzo hasta el bosque a pasear. Sentí un fuego interior en medio de tanta paz; a la vez, melancolía.
Era la puesta de sol de extraordinaria belleza. Parecía el cielo teñido. Fijamente lo miraba y, a la vez, pensativa me quedé y con voz entrecortada dije adiós al invierno que se fue.
Al día siguiente, en mi nuevo despertar presentía algo bueno que me haría disfrutar. No sabía que pensar… Me pellizqué varias veces ¡Seguro que estaba despierta!
No me costó levantarme. Con la luz del alba salí feliz en busca de mi faena.
Con energía caminaba. A la vez, yo daba gracias por esta mañana clara que de ilusión me colmó.
Levanté mis ojos al cielo y una luz intermitente, a lo lejos, creí ver.
Al monte miré después. De allí venía el eco como un anuncio festivo. Atenta puede escuchar: “¡Aquí está la primavera!”
Un suave aroma siento, como un perfume que atrae. Primavera perfumada, impaciente te esperé, tu fragancia necesito respirar.
Con tu llegada, primavera, todo recobra vida. La naturaleza resucita. Cuando todo parecía muerto, de troncos secos brotan hojas tiernas, flores nuevas.
El suelo brilla intensamente, el calor abona la tierra, animales hibernaban bajo tierra, salen a la luz.
El frío marchó, los pájaros cantan alegres, el bosque deja de estar en silencio.
La hierba en el campo como una alfombra mullida para que las flores luzcan más y atraigan a las mariposas.
Tu color todo lo viste de fiesta, tu luz hace los días más largos, se nota en el bullicio de las calles.
Los parques llenos de niños felices, jugando sin parar. Se sienten los albañiles en el andamio cantar.
Tu belleza se refleja hasta la orilla del mar.
Tienes nombre femenino y valores no te faltan. De aquí que a todo lo joven y hermoso califiquen primavera.
Pues… si nos traes tanto bueno, fuera sombras y soledad sin colores. Me pregunto muchas veces: “¿Cómo tantas depresiones?”
Cuando pasen unos meses tu estética habrá cambiado como marchita mi piel.
¡Eso qué importa, si crecemos en lo bueno y alegría contagiamos!
Haz que tu eco a todo llegue, que contigo nada es triste.
Te prometo primavera, que yo de tu luz reservaré para poder alumbrar al que carezca de ella.


Salomé Díaz

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