En tus ojos sonreían
oro, plata y esmeraldas;
eran tus rubios cabellos
de caracolas doradas.
Caracolas con murmullos
de risa, de sol y esperanza.
Un día lejano te fuiste
hacia tu alta morada,
y me quedó en tu recuerdo
suspendida y presa el alma.
¡Capitán de las estrellas!,
de oro, de sol y de plata,
de luna fina y redonda,
pido al ángel que te guarda:
Alcánzame aquella estrella,
allí arriba, en las galaxias.
Y el ángel siempre responde,
compasiva la mirada:
Esa estrella está en los cielos,
donde no llegan tus alas;
está arriba, en lo infinito,
aunque te desgarre el alma;
en el éter, en lo eterno,
donde tu mente no alcanza.
Y yo, aquí abajo en la tierra,
prisionero de añoranzas,
mientras tú, juega que juega,
detrás de las nubes blancas.
Miguel Ramos
Hola Miguel.
ResponderEliminarNo se si me gusta mas tus poesias o tus cuadros, de todos modos sigue pintando y escribiendo poesia, para poder difrutar de ambas cosas.
Gracias por tus comentarios en mi blog.
Saludos.
Nuria