viernes, 4 de septiembre de 2009

HUBO UN CAMBIO EN MI VIDA

El 17 de febrero 1957 fue un día inolvidable. Hacía un día bastante frío. A las diez de la mañana, mi entonces novio y yo, nos dirigimos hacia la Iglesia parroquial de Velez Blanco provincia de Almería, vestidos con lo mejor que teníamos y acompañados de toda nuestra familia y padrinos. Don Gonzalo, el cura mayor del pueblo, nos casó. Fue una fiesta bonita pero muy sencilla.
A la semana siguiente nos vinimos a San Andrés de la Barca.
Fue un largo y pesado viaje. Yo pensaba que no llegábamos nunca. Nos instalamos en una pensión con derecho a cocina. Al principio fue muy duro pues desconocíamos, entre otras cosas, el idioma, las costumbres, sobre todo yo. Mi marido había estado antes aquí, un año trabajando, y él tenía una pequeña idea de las costumbres y del idioma, pero yo no sabía nada. La dueña de la pensión era gallega y medio catalana. Al principio lo pasé muy mal pero conforme fueron pasando los días las cosas fueron mejorando en todo.
A los dos meses de estar en la pensión encontramos una casa para nosotros solos. La casa estaba en la carretera, en el número 81. Era bastante vieja pero a nosotros se nos antojaba la más bonita del mundo. Tenía dos plantas, en la primera tenía una entrada, una puerta de cristales, el comedor, la cocina, un pasillo, el patio, y, en la segunda planta, tres dormitorios.
Vivimos seis años muy a gusto. Me despido con un buen recuerdo y expongo con este texto una foto que estamos mi marido y yo junto a nuestro hijo que nació cuando vivíamos en dicha casa.
Ofelia Picón. 5/ 10 /2007

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