La pobre gatita parda,
la que vive en nuestro pueblo,
que antes corría y jugaba
desde el río al cementerio.
Aquella gatita parda,
la de la calle del Río,
la que cruzaba la vía
para subir a los pinos.
Aquella gatita linda
se acicala por las tardes
y se da una vueltecita
por los jardines y calles.
Todas las gatitas la siguen
pero al verla tan bonita
se miran unas a otras,
se van muriendo de envidia,
no la pueden criticar
porque rebosa maravillas.
Siempre sale por las tardes,
después de hacer su casita,
porque sus padres trabajan
y ella esta muy solita.
Cuando llegan sus padres
ella se pone bonita.
Aquella gatita parda,
la de la calle Loreto,
de la calle Barcelona
y todas las calles del pueblo,
también visita ese parque
que hay en el ayuntamiento.
Para subir al columpio
y realizar esos sueños
de que la ama un gatito
por quien ella esta sufriendo.
Aquella gatita linda
tiene los ojos azules
y cuando ve a su gatito
se le encienden como luces.
¡Cómo se pone enrojecida
y le crecen las narices!
Se ha enamorado de un gatito,
negrito con patitas blancas,
que se pasea con ella
dando vueltas a la plaza.
Y se encuentra tan contenta,
orgullosa y emocionada,
que acompaña a ese gatito
al parque de la Molinada
y contenta de alegría
porque está muy enamorada.
Y se sientan en un banco
contemplando su castillo,
emocionados se abrazan,
¡Cómo te quiero cariño!
Pasito a pasito lento
caminan hasta la plaza
y el gatito le pregunta
“¿Te sientes enamorada?”
Ella loca de contenta,
casi un poco despeinada,
le contesta muy bajito
que sí estaba enamorada.
¿No me ves que estoy orgullosa
y bastante ilusionada?
Que siempre recorro contigo
todas las calles y plazas
para ver a las amigas
que no salen a las plazas,
que me miran de reojo
como si estuvieran enfadadas.
Tiene la patita coja,
siempre anda renqueando,
y sus amigas se burlan
y ella las colma de agrados,
también se siente contenta
porque le ayuda su gato.
El de las patitas blancas,
el que le lleva regalos
y le cruza la carretera
siempre con mucho cuidado.
Y la pasea por el parque,
también la lleva al mercado,
y aquí termina este cuento
de la gatita y el gato.
Manolo Morales, 14-3-06
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