viernes, 4 de septiembre de 2009

LA FLOR PRESA DEL ALZHEIMER

Un día, un sol caliente de amor hizo que yo viviera mi primera visita a la ciudad de la flor.
Al principio me estremecí, más de uno con alzheimer y otros males que limitan cantidad.
Yo os saludaba con cariño, hacia preguntas y hablaba sin parar, un poco impaciente porque quería saber como os debía de tratar.
Os veía como pájaros indefensos al vuelo, a otros como hormigas con paciencia infinita
y algunos sentados como en un rincón de su vida sin decir nada.
No dejaba de observaros y desde mi interior sentía la necesidad de gritar que vosotros sois mucho más.
Yo seguía observando y embelesada quedé. ¡Mis ojos sólo ven flores! Flores escarpadas de dolor, con la mirada fija esperando ser regadas con el agua de amor.
Me tomasteis como amiga, jardinera quiero ser. Un cosquilleo en mi corazón sentí, lo que me dio coraje para haceros mucho bien.
Gracias, de todos aprendí algo, que ha enriquecido mi vida, pues en alguno descubrí la reserva de buen fruto de vuestros mejores años.
A ti nardo, además de ser padre, fuiste el pilar de la familia, y no te achiques, sigues siendo el más grande!
¿Y tú? Flor madre, creo que sueñas e intentas unir los pedazos del diario de tu vida. ¿0 quizás por la enfermedad no puedas?
Aun así eres la más hermosa de las flores y con el título de madre que nada ni nadie te puede quitar, porque tus entrañas fueron cuna de vida, tu regazo calentó a tus retoños, lo has dado todo.
¡Ahora, cómo te cambió la vida! Seguís siendo flores, flores delicadas, con color propio y vivo, alguna espina de menos que se clavó en la familia que sufre porque os quieren y con ternura os mima.
Tenéis unas cuidadoras que hacen muy bien su trabajo, con paciencia y entusiasmo os miman. Adivinan lo que no sabéis decir, os dan lo que no podéis pedir.
Tanta complicidad engancha, vale la pena mojarse en este vuestro jardín.
Amiga flor perdona, creo que estoy siendo demasiada atrevida invadiéndote con mi pensamiento vagando por tu laberinto.
Sólo quería que supierais que vuestra vida me importa, que no sois dolor anónimo.
Yo sólo quiero serviros de bastón, compartir mi luz y haceros felices. Si lo consigo diré: ¡Yo soy alguien!
Salomé Díaz

1 comentario:

  1. Hola Salome, me ha impresionado tu trabajo hablando del alzheimer, pienso que es un homenaje a tanta gente que sufre en silencio.
    Para mi,leer tu poesia es una mecla de ternura y desgraciadamente una triste realidad.

    felicidades.
    un fuerte abrazo.

    ResponderEliminar